Flexiones mentales (4X10): Sal de tu "Conocimiento de confort"
La misión de esta newsletter es que la gente salga de su “conocimiento de confort”. Me da mucha rabia que la gente no lea y aprenda NADA que esté fuera de su área de expertise o de trabajo. ¿Qué pasa, solo usas el cerebro para trabajar o qué? ¿Por qué no vas a aprender sobre anatomía, alimentación o sobre cualquier ámbito de la salud, si eres economista? Y si eres maestro, ¿por qué no vas a aprender sobre modelos de negocio, finanzas, inversión…? ¿Por qué no vas a aprender de IA si trabajas de policía? ¿Por qué no me voy a leer un libro de espiritualidad, aunque en mi entorno no hable nadie de eso?
Estoy seguro de que vas al gimnasio y te tumbas sobre un banco y levantas 50, 70, 100 kg en una barra horizontal. Ese esfuerzo, como tal, no lo vas a hacer en tu vida, ¿por qué lo haces entonces? Porque sabes que el cuerpo hay que entrenarlo.
¿Qué pasa aquí, que el cuerpo se ve, el cerebro no?
El cerebro tiene una capacidad llamada neuroplasticidad, que permite adaptarse, cambiar y fortalecerse según las actividades que realizas. Es decir, hay cerebros muy tochos por mero entrenamiento y hay otros con alto potencial que están flacuchos e insanos por actividad cerebral sedentaria.
Esta neuroplasticidad se puede ganar a través de aprender cosas nuevas, resolver problemas complejos, leer, jugar al ajedrez, aprender un idioma o tocar un instrumento musical.
Pues esta newsletter busca que hagas dominadas, flexiones y sentadillas con el cerebro. Y, por supuesto, además vas a aprender conceptos e ideas que vas a poder aplicar en tu vida y mejorarla.
Por todo esto creo que hay una serie de pilares de conocimiento que todos deberíamos, poco a poco, aprender de manera continua en la vida.
Y ahora quizá estés esperando que mencione: tecnología, inteligencia artificial, negocios, ventas… Pero no. Todo eso, créeme, es secundario.
Es como querer aprender a multiplicar sin antes saber sumar ni restar.
Antes de lanzarte a entender el mundo externo, tienes que entender cómo funcionas tú. Porque si no comprendes la máquina con la que piensas, decides, actúas y sientes… da igual todo lo demás.
En mi opinión, hay cuatro áreas que toda persona debería estudiar y revisar semanalmente, sin importar a qué se dedique. Cuatro pilares que conforman lo que somos: cuerpo, mente y alma.
1. Alimentación: pequeños pasos, gran impacto
No sigo una dieta estricta. No me agobio. Pero cada semana intento introducir un pequeño cambio. El uso de especias. Un alimento más natural, comer en los momentos adecuados… Voy saliendo de alimentos procesados, entendiendo qué le pasa a un alimento cuando lo cocinas o lo trituras, si el orden de comer qué tipo de alimentos es importante, aprendo a comer menos veces, pero mejor.
Voy entendiendo cosas que antes ignoraba: que no hay ninguna alimentación mejor que otra, todo depende de tu contexto. Que no es lo mismo un animal criado con pasto que uno inflado de antibióticos. Que si comes mal, tus células literalmente no reciben lo que necesitan.
Escucho a mi cuerpo. Lo observo. Lo pruebo. Lo ajusto.
Y sobre todo, que esto no se trata de obsesión, sino de evolución. De ganar conciencia.
2. Espiritualidad: la gran olvidada (y la más fascinante)
Esta es, sin duda, la que más me fascina. Hablo de la rama oriental; en Occidente, más bien le llamaría religión, y en mi humilde opinión, es muy distinto.
La espiritualidad oriental no se puede medir con datos concretos y científicos, o al menos es complicado todavía, pero su práctica y conocimiento es indudable que cambia cosas de manera profunda. Y no hablo desde la teoría: yo era el típico que no le daba ninguna importancia a esto. No lo conocía, no lo había leído, no lo entendía… y por eso lo descartaba.
Ese fue un gran error. Nunca te cierres a algo que no conoces.
Primero entiéndelo, pruébalo, experimenta. Y luego ya decides si seguir o no.
La meditación, la atención plena, la observación del ego… son herramientas potentes. No para “creer”, sino para descubrirte.
Yo todavía estoy muy verde en esto, pero es algo que intento aprender cada semana.
3. Psicología: entender la mente, jugar con ventaja
Saber cómo funciona tu mente no es opcional. Es la base para tomar decisiones con criterio, identificar tus patrones y entender a los demás.
La psicología no solo te ayuda a ver lo que haces, sino por qué lo haces. Y cuando entiendes eso… se abren muchas puertas.
Y aquí, seguro que se os estará viniendo a la cabeza: técnicas de negociación, de persuasión, de manipulación.
Esto es un uso, sí, pero también puede servir para ayudar a personas que lo están pasando realmente mal. Convencerles de hacer algo que les beneficiará, sin que se den cuenta, pensando que han sido ellos los que han decidido tomar acción.
Podéis leer o escuchar a Juanma Pincho, guardia civil experto en ciencias del comportamiento y comunicación no verbal. Decidió trasladar su conocimiento más allá del ámbito policial.
También recomiendo el libro “Pensar rápido, pensar despacio” de Daniel Kahneman. Un repaso fascinante a décadas de estudios sobre el comportamiento humano. Te muestra cómo somos manipulables, predecibles, y cómo muchas de nuestras decisiones no son tan racionales como creemos.
Saber esto te da perspectiva. Y sí, también te da ventaja.
4. Fisiología: el sistema más complejo que habitas
Esta es la parte que más me cuesta. Quizá porque no vengo del mundo de la salud, y hay muchos conceptos que se me escapan. Pero eso no significa que no merezca la pena. Todo lo contrario. Aquí lo que os recomiendo, más que leer artículos académicos (que no os vais a enterar de nada, o al menos yo no), lo que hago es usar ChatGPT y le digo que me lo explique como a un niño. Funciona realmente bien.
Por ejemplo, yo siempre me liaba con los distintos niveles y estructuras del cuerpo: células, bacterias, moléculas, átomos… los entendía, pero no tenía muy claro cómo se componen unos y otros. Le pedí que me explicara cómo funciona el cuerpo, en sus distintos niveles, de menos a más:
Nivel subatómico: Todo comienza con cosas tan, tan pequeñas que no las puedes ver ni con un microscopio. Son como los ladrillitos mágicos del universo: electrones, protones y neutrones. Con ellos se forman los átomos, que son como las piezas de LEGO más básicas.
Nivel atómico y molecular: Esos átomos se juntan para formar moléculas. Algunas son muy simples, como el agua (H₂O), y otras muy complejas, como el ADN, que es como un libro gigante lleno de instrucciones para construir y hacer funcionar todo tu cuerpo.
Nivel celular: Esas moléculas forman las células, que son como mini fábricas vivientes. Algunas hacen energía, otras mandan mensajes, otras construyen cosas… y todas siguen las instrucciones del ADN.
Nivel microbiano: Pero además, no estás solo: dentro de ti viven trillones de microorganismos, sobre todo en tu barriga. Son como pequeños vecinos invisibles que te ayudan a digerir la comida, protegerte y mantenerte sano. Son importantísimos, aunque no los veas.
Nivel tisular: Muchas células del mismo tipo se agrupan para formar tejidos. Por ejemplo, hay tejidos musculares para moverse, nerviosos para pensar, epiteliales para cubrir tu piel. Es como si muchas casas iguales formaran un barrio.
Nivel de órgano: Cuando varios tejidos se organizan, forman órganos, como el corazón, el cerebro o los pulmones. Cada órgano hace una tarea súper importante, como si fueran fábricas especializadas dentro de la ciudad.
Nivel de sistemas de órganos: Los órganos no trabajan solos, se agrupan en sistemas: el sistema digestivo (para transformar la comida), el sistema nervioso (para mandar señales), el sistema inmunológico (para defenderte)… Es como si varias fábricas distintas se unieran para crear grandes equipos de trabajo.
Nivel del organismo completo: Y cuando todos esos sistemas trabajan juntos de forma coordinada, ahí estás tú: un ser humano completo, que respira, piensa, siente y se adapta. Todo funcionando en conjunto como una ciudad viva e inteligente.
Que no te dé vergüenza aprender como un niño.
La gente que realmente domina un área de conocimiento, se diferencia en que puede explicárselo a un niño de 10 años y que lo entienda.
Espero que te haya gustado este post. Para mí es uno de los más importantes, porque sé que esto que te cuento es positivo para ti.
No te agobies, escúchate un podcast, lee un libro, acude a charlas, cacharrea con ChatGPT, pero que cada semana aprendas algo.
Y si te ha gustado, comparte.